Juan José ARRARÁS






Memoria y Malvinas

La figura de Juan José Arrarás y los pilotos de caza argentinos durante el conflicto del Atlántico Sur en 1982.

INTRODUCCIÓN

La Fuerza Aérea Argentina  fue una de las tres fuerzas armadas que participó de la Guerra de Malvinas que duró en total 74 días.

Esta fuerza combatió con diversas máquinas clasificadas en caza y cazabombardero (A-4B, A-4C, Mirage III, Mirage V Dagger), bombardero (MK 62 Canberra) y ataque (Pucará IA-58); aviones de transporte de pasajeros, logística y armamento (C-130 Hércules, F-27, F-28, Twin-Otter) y de combustible, los re abastecedores (KC-130 Hércules); los helicópteros (Bell, Sikorsky, etc.) y los vehículos de la aviación civil dispuestos para el conflicto con fines de exploración, fotografía aérea y diversión, como los que integraron el Escuadrón Fénix (Moro 1985, Matassi 1990, Hobson 2002, Rivas 2012, FAA 2012, Muñoz 2012, Valdés y Meunier 2013).[1]

Pero a raíz del estudio de las  misiones, experiencias y de testimonios de pilotos de caza de A4, la mayoría de ellas relatadas con detalle en el libro Halcones de Malvinas (cuyo autor Comodoro Pablo M. Carballo combatiera en la guerra como piloto de A-4B)[2], encontramos hazañas, acciones y actitudes que sobrepasan la pertenencia a una institución o el solo cumplimiento del deber. De acuerdo a los testimonios o relatos de los sobrevivientes o sus familias y amigos como compañeros, encontramos seres que, más allá de la razón que motivara su proceder (Dios, la Patria, la familia) volaron al ras del agua; combatieron en más de una misión sabiendo que cada salida era un posible y casi seguro, no regreso.

No obstante ello, muchos de esos pilotos además de sus misiones designadas, se ofrecieron de manera voluntaria para salir en otras, creciendo por ende las probabilidades de caer en combate. Un ejemplo de ello es el del Primer Teniente Juan José Arrarás, ciudadano platense, cuyo hermano y compañeros dan testimonio de esto.

El objetivo puntual no es entonces un análisis y estudio a nivel técnico o armamentístico sino el de focalizar en el factor humano y en la memoria, a partir de historia de vidas de pilotos de caza los avión A4-B y A4-C de quienes, más allá de su habilidad profesional y su capacidad (admirada inclusive en distintas partes del mundo) mostraron características personales extra-ordinarias para muchos. Este factor humano tuvo una gran incidencia en lo que fue el conflicto ya que se sumó al  altísimo poder de fuego de la fuerza aérea en el conflicto.

Es por ello que la pregunta inicial es entender si la labor destacada de estos pilotos de caza iba más allá del sentido de pertenencia institucional y del cumplimiento del deber; tanto al joven piloto Juan José Arrarás como a muchos de sus compañeros se adjetivan como héroes: personas con virtudes fuera de lo normal, extraordinarias.

Metodología de la investigación

En este apartado se hará una breve reseña respecto a la metodología de investigación utilizada para la realización del presente trabajo, aclarando que el mismo se encuentra aún en desarrollo ya que por razones de tiempo y recursos disponibles para la coordinación de las distintas entrevistas exploratorias, resta aún la realización de varias de ellas, a actores que forman parte de la muestra elegida, mencionando esto como uno de  los obstáculos de la investigación de campo.

El enfoque de investigación utilizado es el cualitativo caracterizado según Hernández, Fernández y Baptista (2003)[3]  porque “Utiliza la recolección de datos sin medición numérica para descubrir o afinar preguntas de investigación en el proceso de interpretación”. La recolección de los datos necesarios para la investigación consiste en obtener las perspectivas y puntos de vista de los participantes.

Habiendo mencionado el encuadre metodológico, en esta ocasión se presentarán algunas reflexiones teóricas y algunos avances del trabajo a partir de la bibliografía pertinente, de un archivo audiovisual de entrevistas y artículos sobre pilotos de caza de A-4B y A-4C que sobrevivieron a Malvinas, y de la entrevista con un familiar de un piloto de caza de la V Brigada Aérea que fue muerto en combate.

Se realizarán por lo tanto, conclusiones preliminares basadas en la recolección, análisis y estudio de las fuentes primarias- entrevistas, material audiovisual, libros- y secundarias- artículos- consultadas al momento.

 

 

Concepto de héroe

Planteando lo anterior es necesario continuar con el análisis conceptual de Héroe, pues que se trata aquí de la caracterización heroica de aquellos pilotos de caza. Sobre todo al tener en el imaginario colectivo la imagen de un superhéroe como de los cómics, con superpoderes. Obviamente cuando hablamos de estos ex combatientes nos referimos a seres humanos, mortales, con sus debilidades y fortalezas; con más o menos formación. Una característica común es la visión de ellos mismos como personas normales que están en cumplimiento del deber. Por ello cómo metodología central  de investigación apelo a las entrevistas exploratorias a familiares, viudas y ex compañeros y al análisis de las mismas entrevistas que muchos excombatientes han dado donde muestran estas virtudes de desinterés, de humildad.

He tomado algunos conceptos del héroe de Borges hasta de la caracterización que se realiza en la mitología griega como por ejemplo del mitólogo Campbell[4], mitólogo estadounidense. Muchas de las características que él define a partir del héroe mitad humano mitad Dios, pude encontrar muchas de ellas en la historia y en la personalidad (según testimonios cercanos) de Juan José Arrarás.

Como él, el Héroe tiene una respuesta a un llamado y a veces inclusive racionalizando que se puede ir la vida en eso, responde a este llamado y a su destino y por eso más allá de ser una persona decente, es una persona que tiene virtudes extraordinarias.

El héroe es quien da respuesta en el momento que tiene que dar esa respuesta.

En estos seres se unió una alta incidencia bélica (ya que el piloto y su avión son un arma de fuego) y un factor humano que sorprendió a los mismos británicos.

En una entrevista a dos pilotos de caza y veteranos de Malvinas,  el Comodoro Ricardo “Pipi” Sánchez y a Tony Zelaya (pilotos de A4-B que pudieron regresar luego de la Guerra ; hoy pilotos retirados) se puede tomar dimensión de la peligrosidad en lo que hacían; un cumplimiento del deber que era más que eso ya que, en palabras de Tony Zelaya por ejemplo, en muchos casos durante el conflicto de 1982 y antes de la misión de vuelo, tenía una charla previa donde sabían que iban a una muerte segura y sin embargo la realizaban.

Sus actos iban más allá del beneficio propio, del destino. Como lo hacía el platense Primer teniente post mortem Arrarás, quien aumentaba las probabilidades de morir, al ofrecerse de voluntario en muchas misiones.

Se podría decir finalmente que el héroe “es un virtuoso que dentro de las virtudes que lo mueven a sus actos heroicos esta la entrega a niveles de lo más preciado para ellos como la vida misma en función del beneficio ajeno”.

JUAN JOSÉ ARRARÁS: Vecino y Héroe platense.

La historia de vida, la personalidad del piloto Juan José Arrarás llega a mí a través del relato de uno de sus hermanos: Ignacio Arrarás, quien al igual que parte de su familia (entre ellos su mamá Clara Mercedes) continúan viviendo en la Ciudad de La Plata[5].

El Primer Teniente (Post Mortem) Juan José Arrarás, piloto de combate. Formado en la Escuela de Aviación Militar. Promoción  44.  Miembro de la V Brigada Aérea con base en Villa Reynolds, San Luis, al momento de ser llamado a combatir en la Guerra de Malvinas. En ese momento poseía el grado de Teniente. Pero primero un niño autodidacta que miraba al cielo y podía reconocer el tipo de avión que lo sobrevolaba, indicando tipo y marca. 

Tuvo desde temprano el llamado de los aviones, y luego la vocación militar sin tener, sin embargo, familia cercana o lejana relacionada con la aviación y la fuerza aérea que lo inspirara o influenciara en ello.

Pero también como le había dicho a su mamá una vez, se había sentido llamado por Dios (al orden sacerdotal). La cercanía al Parque Castelli[6] de la Ciudad de La Plata, hoy aún más significativo que aquel entonces, le permitía visitar el Seminario San José todas las tardes. No obstante la cercanía al sacerdocio, eligió su primer llamado: ser piloto de la Fuerza Aérea Argentina.

Alumno aplicado y estudioso; sus maestros no entendían como había tanta diferencia entre él y su hermano Ignacio, que era el opuesto.

Cuando Juan José realizó el  ingreso a la Escuela de aviación Militar eran aprox. 1500 aspirantes de los cuales solo ingresaron  150, egresando finalmente de la EAM (tras los duros años de estudio y entrenamiento que así lo requieren),  solo 45 cadetes entre los que se encontraba Juan José.

Tras el comienzo de la Guerra, si bien era joven de edad tenía ya bastante experiencia como piloto de combate.

En 1980, tras egresar de la Escuela de Aviación en Córdoba, realiza el curso de aviador en 1980 y luego es elegido apto para realizar su formación como piloto de caza en la Escuela de caza en la IV Brigada Área ubicada en Mendoza. Es así que en esos años voló desde el avión Mentor  pasando por el  Morane Saulnier MS 760 PARIS en la Base aérea de Mendoza, y luego directo al Douglas A4B Skyhawk que lo vió en sus últimos alientos.

Cuando comienza la guerra de 1982, Juan José, quien se encontraba destinado en la V Brigada Aérea de Villa Reynolds (prov. de San Luis) es trasladado al sur y avisó a su familia y allegados dónde estaba una vez que había llegado a Rio Gallegos con la guerra inminente. No daba detalles de lo que sucedía. Solo que estaba todo bien. Pero eso sí: llamaba  todos los días. Incluso tras participar de varias misiones[7] de riesgo  donde había enfrentado al enemigo de cerca, trayendo consigo alguna esquirla que es ahora un recuerdo familiar.

El 12 de mayo participó de una misión sumamente riesgosa donde ataca una embarcación inglesa dando en el blanco. Sin embargo, no comunica nada de ello a su familia.

El 8 de junio de 1982, tras una misión en la que en vuelo rasante observaron un lanchón de desembarco en Bahía Agradable, tanto Juan José como su compañero en la misión, Alférez Vázquez, son alcanzados por misiles aire-aire Sidewinder lanzados por dos aviones Sea Harrier británicos. Finalmente también falleció el miembro de la escuadrilla , Primer Teniente Bolzán quien habiendo hundido con sus bombas a un lanchón (Foxtrot 4) , no pudo escapar y fue alcanzado también por un misil, siendo el único sobreviviente el Primer Teniente Sánchez quien abortó la misión, pudiendo escapar recibiendo impactos de esquirlas de artillería antiaérea.

El 8 de junio es conocido como el día más negro de la flota británica: les implicó más de 50 muertos y más de 150 heridos; entre los ataques se cuenta el ataque al desembarco inglés donde participa y muere (junto a dos halcones más) Juan José.

La Fuerza Aérea Argentina avisó de la eyección a la familia. Sin embargo, no fue hasta que terminó la guerra, que se enteraron de la muerte de Juan José. Ya que según la Fuerza Aérea, podría haber sido capturado como prisionero de guerra.

Juan José era un joven de 25 años que tenía decisión, coraje, el sentido de cumplimiento del deber pero también una visión que iba más allá de eso.

Mario Roca quien fuera su compañero de habitación durante la Guerra, lo vio un día rezando arrodillado en su cama: Juan José pedía que lo llevaran a él antes que a su cuñado que estaba casado. Y terminó siendo así. Pese a tener toda una vida por delante. Quizás sin poder entenderlo como familiar, como hermano, Juan José si podía.

Preparado. Reservado. Medido con los caramelos que le daban a él y a sus hermanos (que a diferencia del resto de ellos era un niño que podía administrarlos y comer de a uno para siempre tener alguno) y hasta en las palabras, como cuando incluso después de estar cerca de la muerte en sus misiones, transmitía a su familia que estaba todo bien.

Quizás el llamado que el sintió una vez fue un presagio; no del sacerdocio, sino de la misión que tenía aquí y que se concretó en la Guerra de Malvinas; como un excelente piloto de caza de A4-B que fue más allá de su deber. Al punto de ofrecerse como voluntario en varias misiones.

En su corta vida fue un ejemplo. No era normal. Si tiene que volver hacerlo (combatir y entregarse al punto de entregar la vida), lo hace. Porque estaba totalmente convencido de ello que estaba haciendo.

Una persona especial. De las necesarias en el mundo. Pero seguramente no tan conocidas como debiera ser.

Marcas Territoriales Y Memoria: Reconocimiento y Homenaje que se hicieron esperar

Tras el relato y la construcción de la figura de Juan José Arrarás como profesional y como persona vemos también la memoria que se construye en el lugar que lo vió nacer y crecer. Se podría suponer que es donde se gesta el reconocimiento.

Sin embargo este no es el caso o al menos no lo fue hasta hace poco años atrás.

Tras la Guerra de Malvinas la figura del primer teniente Arrarás se conoció y reconoció en distintos puntos de Argentina donde incluso hay calles que llevan su nombre. En 2003 fue declarado por el Poder ejecutivo de la Provincia de San Luis: Hijo dilecto de la Provincia “por su heroica participación en la gesta de Malvinas en 1982” e inscripto en el Libro de Honor de la provincia.

Sin embargo en su ciudad, La Plata, el reconocimiento y la construcción física que materialice el mismo, tardó varios años: recién en agosto de 2018 se inauguró en el Parque Castelli de la ciudad (barrio donde Juan José vivió) un monolito y placa en su honor.

El emplazamiento del mismo había sido aprobado por el concejo deliberante de la Plata a través de una Ordenanza en el año 2002. Aunque transcurrieron 16 años antes de que se hiciera realidad.

El monolito estuvo en manos de un escultor que lo realizó ad honorem. La inauguración fue durante un acto emotivo donde asistieron su familia, ex combatientes y compañeros de Juan José y autoridades de la Fuerza Aérea Argentina.

No hay respuestas claras sobre por qué se tardó tanto en realizar el reconocimiento a nivel local como tampoco sobre por qué gran parte de la sociedad platense desconocía (y desconoce) a este piloto quien obtuvo la medalla al valor en combate y es considerado héroe nacional.

No obstante en 2004 había sido declarado ciudadano ilustre post mortem también por el Concejo Deliberante de la ciudad de La Plata.

Conclusiones

Queda reflejado en el comportamiento del Primer teniente que cumplió ampliamente  con su deber a partir de la primera misión de combate en la que participó, ya de por si compleja y arriesgada.

Sería quizás de esperar en una persona que no tuviera sus virtudes, o las tuviera en menor medida, que no se ofreciera como voluntario a enfrentar nuevamente los altos riesgos de perder la vida, cuando podría esperar su normal designación. O porque no, mencionar por ejemplo su participación anterior a los fines de no ser designado nuevamente, hasta tanto el resto de los integrantes del escuadrón tuvieran su primera misión.

Cabe destacar que los pilotos se alternaban diariamente en las guardias por lo que las salidas de combate, debido a distintas circunstancias como el desarrollo de la guerra, la meteorología, tipo de misión  etc. hizo que los encuentros con el enemigo en muchos casos , fueran dispares entre los miembros de los escuadrones.  

Fue claro además, desde un primer momento, lo arriesgado de cada una de las misiones, en cuanto a posibilidad de perder la vida dado la gran cantidad de bajas que cada una de estas provocaba, principalmente a partir del uso de los nuevos misiles Sidewinder AIM 9L (versión mejorada de la utilizada en los primeros días de la guerra), que perjudicaba especialmente a los aviones A4B/C respecto a los Mirage, ya que los primeros poseían el punto de concentración de calor más próximo al piloto, y de tal forma  guiaba al misil allí por lo que la eyección era poco probable.

La toma de esos riesgos extras, despojado de todo beneficio propio, representaba un claro acto heroico en sí, que concretaba en realidad un acto propio de la naturaleza de la persona que lo realizaba; quizás en un contexto “ideal” para ello, respecto a su vocación; y llevado al límite extraordinario, al tener grandes posibilidades de ser derribado y perder la vida.

El comportamiento del piloto arrojó un grado de concentración y profesionalismo que quedó demostrado en las misiones que realizaba para realizar los ataques y tener éxito, no solo encontrando al blanco sino acertando en la puntería; sin haber recibido entrenamiento para el ataque a barcos, demostraron la virtud del valor y el coraje que caracteriza al  héroe griego hasta el borgiano.

Finalmente, teniendo en cuenta la sorpresa de la Task Force Británica respecto a los ataques aéreos y su sostenimiento en el tiempo y considerando además el análisis táctico que fue realizado por la RAF Royal Air Force, de conocida experiencia bélica y que no consideró de gran impacto el ataque de la aviación argentina, se puede concluir que dicho análisis profesional partió de los estándares normales de funcionamiento de los componentes de un escuadrón de combate, y que no consideró el factor humano al que se enfrentaban: hombres que llegaron al punto de comportamientos heroicos como los del Teniente Arrarás y muchos otros aviadores de combate.

Quizás esta historia de vida y reconocimiento, pese a la tardanza, contribuya no solo a la construcción de memoria respecto a Malvinas sino al reconocimiento de los actores que participaron del conflicto y que aún no lo han recibido por parte de la sociedad y las autoridades políticas que tienen el poder(y deber) para hacerlo. Reconocimiento a quienes perdieron su vida en las islas y a quienes regresaron.

Como menciona Javier Cercas[8] en su novela Soldados de Salamina: una persona no ha muerto mientras haya otras que lo recuerden.

Para finalizar, cito una conocida frase del Primer Ministro británico Winston Churchill quien el 20 de agosto de 1940, tras la batalla de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, en su discurso a la nación en agradecimiento al éxito de los pilotos de la RAF (Royal Air force), repitió la frase que días antes le había dicho al general Sir Hastings Ismay: "Nunca tantos en el campo del conflicto humano debieron tanto a tan pocos".

Bibliografía

Alvar Ezquerra, Jaime y José María Blázquez Martínez (coords.), Héroes y antihéroes en la antigüedad clásica. Madrid: Cátedra, 1997.

Bauzá, Hugo Francisco, El mito del héroe. Morfología y semántica de la figura heroica. 3° reimpresión 2007. Buenos Aires: FCE, 1998.

Carballo, Pablo M.: Halcones de Malvinas, Buenos Aires, Ediciones Argentinidad, 2011.

Cercas, Javier, Soldados de Salamina, Barcelona, España, Tusquets Editores, 2001.

Cercas, Javier y Trueba, David, Diálogos de Salamina, Barcelona, Madrid, Plot Ediciones-Tusquets Editores, 2003.

Diario La Nación (Archivo on line) www.lanacion.com.ar

Diario Clarín (Archivo on line) www.clarin.com.ar

Guber, Roxana, Experiencia de Halcón, Buenos Aires, Sudamericana, 2016.

Historia de La fuerza Aérea Argentina Tomo VI Volumen 1. Disponible en http://www.radarmalvinas.com.ar/ último acceso 10 de noviembre de 2019.

Kerényi, Károly, Los héroes griegos. Trad. de Cristina Serna. Girona-España: Atalanta, 2009.

Hernández, Fernández y Baptista, Metodología de la Investigación, México, McGraw hill, 2003.

https://www.iua.edu.ar/?p=2723


[1] En Guber, Roxana, Experiencia de Halcón, Bs.As., Sudamericana, 2016.

[2] Es importante mencionar que este libro se tomó como referencia para la estructuración y desarrollo de este trabajo. Al momento de la presentación de este trabajo aún no se ha realizado la entrevista con el autor.

[3] Hernández, Fernández y Baptista en Metodología de la Investigación, pág. 7, 2003, México.

[4] Joseph John Campbell (26 de marzo de 1904-30 de octubre de 1987) fue un mitólogo, escritor y profesor estadounidense, más conocido por su trabajo sobre mitología y religión comparada. 

[5] Año 2020

[6] El 16 de agosto de 2018 se inauguró un monolito homenaje al Primer teniente Juan José Arrarás (La Plata 27/05/57- Fitz Roy 08/06/1982), en el Parque Castelli de la ciudad de La Plata, contando con la presencia de sus camaradas de promoción, familiares y amigos.

[7] El 12 de mayo de 1982 participó del ataque a la flota británica, impactando una de sus bombas en el destructor británico HMS Glasgow, al cual atacó solo, mientras  sus compañeros de escuadrilla al mando del Capitán Antonio Zelaya junto al Primer Teniente Gavazzi y el Alférez Dellepiane, atacaban a la fragata HMS Brilliant.

[8] Cercas, Javier, Soldados de Salamina, Barcelona, España, Tusquets Editores, 2001.

 

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